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Fundada en octubre de 1923, The Walt Disney Company se ha convertido con el paso del tiempo en una de las compañías dedicadas a la comunicación masiva y a la generación de productos de entretenimiento audiovisual más importantes del mundo. Aunque actualmente se dedique a múltiples negocios como la televisión por cable, la producción de largometrajes o parques temáticos, la marca Disney todavía se asocia principalmente al sector en el que se desarrolló: la animación. Sin duda, las películas de dibujos animados de Disney (conocidas generalmente como "los clásicos") son una de las franquicias más potentes de la industria audiovisual actual. El impacto de estos largometrajes en la evolución de las técnicas de animación, en la configuración de una estética propia, en la generación de iconos culturales y en la transmisión de valores es indudable y ha sido estudiado desde múltiples campos. Dado que la inmensa mayoría de los espectadores entra en contacto con estos productos durante la infancia, se produce una profunda asociación entre estas obras y la sensación placentera que provocara entonces. Este gusto por Disney se aloja pronto en las personalidades infantiles, propiciando una asimilación que generalmente impide una aproximación crítica al mensaje que films como La bella durmiente (1959), La sirenita (1989) o Mulan (1998) ofrecen.