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El eco-criticismo es una corriente de los estudios literarios que surgió en la década de los 90 a través de la voluntad manifiesta de un grupo de investigadores interesados en explorar cómo la literatura representa la naturaleza y los problemas ambientales. En palabras de Buell, Heise y Thornber, “ecocriticism begins from the conviction that the arts of imagination and the study thereof—by virtue of their grasp of the power of word, story, and image to reinforce, enliven, and direct environmental concern—can contribute significantly to the understanding of environmental problems: the multiple forms of ecodegradation that afflict planet Earth today” (2011: 418). Aunque se han distinguido varias olas de estudios eco-críticos y existen debates en torno a cuestiones metodológicas, podemos caracterizar esta corriente por su objetivo activista puesto que parte de la premisa de que el estudio, el análisis y la crítica de la construcción de la naturaleza (ya sea cultural, visual, literaria o narrativa) puede conducir a la reflexión directa sobre nuestro impacto físico, real, en el mundo en el que vivimos.