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Hemos visto el regreso de una serie de ciencia ficción española,
cuyo guión emociona y hace sacar más de una sonrisa (y una lágrima) gracias a
un humor sagaz y crítico, plagada de referencias culturales, populares y
metatextuales, con la que es posible aprender sobre una historia propia, tantas
veces desconocida. Una serie arropada por un leal ejército de fans que se hacen
llamar a sí mismos ministéricos y que nada tiene que envidiar al fandom de cualquier producción de gran
presupuesto estadounidense. Ministéricos que inundaron las redes sociales haciendo
del primer capítulo de la 2º temporada trending
topic mundial... Y todo ello, acerca de un Ministerio que “funciona” y crea
experiencias comunes. Hemos visto cosas que no creerían… El Ministerio del Tiempo vuelve a
TVE1 con una temporada que supera, si cabe, a la primera.
No era sencillo el reto que el equipo
de creadores y guionistas de la serie, liderados por Javier Olivares, afrontaba
con esta segunda entrega. Desde la primera temporada la expectación por parte
de la crítica y los seguidores ha sido creciente y en estos meses la serie no
ha hecho sino ganar adeptos y conseguir mayor reconocimiento por tratarse de un
producto ficcional singular en nuestro país, de un género que,
tradicionalmente, ha contado con poca aceptación en el público español. Muestra
de ello es la aparición de publicaciones como “Dentro de El Ministerio del
tiempo”, coordinada por Concepción Cascajosa, en la que participan numerosos
académicos, expertos en series de televisión y los propios creadores de la
serie, analizando diversos aspectos de la misma y acortando así la espera hasta
el regreso de los funcionarios del tiempo. Sin embargo, y haciendo un símil con
la trama del primer capítulo emitido, su vuelta puede definirse como épica. Con
más de 2,8 millones de espectadores, la
serie se convirtió en líder de audiencia y triunfó en redes sociales a partir
del hashtag #VuelveMdt, convirtiéndose así en un
gran fenómeno de televisión social. Y ello
supone una victoria más teniendo en cuenta que coincidía en
horario y día con el estreno de la segunda parte de la sexta temporada de The Walking Dead, con la que rivalizó en
audiencia social.
“Tiempo de leyenda”
presenta de forma valiente una narración alternativa en torno a la legendaria
figura del Cid, en un contexto como el actual, en el que retomar la figura de
un mito fundacional nacional no deja de resultar cuanto menos aventurado. Con
ese hilo conductor, el capítulo retoma el diálogo transtextual que tanto
sorprendió en la primera entrega, haciendo que personajes de épocas y
trasfondos tan dispares como Spínola, Charlton Heston o Menéndez Pidal
convivan en un relato donde tienen cabida referencias a Blade Runner y Malviviendo, gracias
a un patrullero que salva a Viriato y nos regala expresiones con mucho flow que vienen a unirse al código y
vocabulario generado por la serie. El guión, que de alguna forma homenajea a su
fandom en la construcción de un
lenguaje propio en el que Velázquez, Terminator, o Alatriste cobran un nuevo sentido, no solamente seduce con más
guiños a la comunidad ministérica sino que invita al desarrollo de nuevas
misiones a través de puertas y recovecos temporales por (re)descubrir.
Entre las nuevas tramas y
personajes encarnados por actores reconocibles por el público, destaca la evolución de figuras como la de Amelia
Folch; el espectador es así testigo de cómo la heroína, protagonista de gran
parte de los tweets en la noche del
estreno, toma cada vez mayor conciencia de su liderazgo, imponiéndose al
autoritarismo masculino, simbolizado en este caso por un Spínola brucewilliano. Asimismo, la vuelta
y partida de los protagonistas que enamoraron en la primera temporada, como es
el caso de Julián, constituye uno de los puntos clave de este comienzo y da pie
a construir relatos paralelos, como la audio narración en la que se cuentan las
andanzas del enfermero durante su ausencia, novedad de esta temporada. De este
modo, se completa la experiencia transmedia para el espectador, que accede a
otros contenidos a partir de diversas plataformas y que además cuenta con
creaciones alternativas generadas por
una comunidad fan muy activa.
El primer capítulo se presenta, pues, como una valerosa
promesa de entretenimiento de calidad hacia una audiencia que no duda en
expresar su pasión hacia una producción nacional. Y, pese al desafío que el retorno siempre
conlleva, El Ministerio del tiempo no
ha defraudado en su primera misión e inaugura una nueva temporada de más
emociones y ministeria… ¡yipikaye hi de puta!
Irene Raya Bravo y María del Mar Rubio-Hernández
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