lunes, 14 de octubre de 2013

El reality show. Cuando la ficción supera a la realidad ¿o era al contrario?






¿Qué es el reality show? Sin duda es un concepto terminológico referido a la televisión contemporánea que todos conocemos, con mayor o menor exactitud, del que no tendríamos problemas para ejemplificar. En este sentido, a pesar del conocimiento generalizado del término, no deja de resultar curioso que sea uno de los formatos más maltratados tanto por la crítica televisiva como por el espectador medio, ese de a pie, que solo ve documentales de La 2 (TVE2) e incrementa su sabiduría con horas de Saber y Ganar (1997- ), aderezadas con Redes (1996- ) por supuesto. Ese mismo espectador medio que engorda los shares de audiencia y que se niega a reconocer que consume la llamada televisión basura. Ha pasado más de una década desde la llegada a España de la primera edición de Gran Hermano (2000- ) o los primeros triunfitos, a los que siguieron mil y una variaciones del término, desde el Bus (2000) o Supervivientes (2000- ) a las versiones más hardcore y bizarras del formato con Hotel Glamour (2003), Un príncipe para Corina (2013- ) o la incipiente tendencia Shore. Híbridos y combinaciones de telerrealidad que generan un ingente trabajo a guionistas en la sombra que estudian y analizan miles de perfiles en los castings para dar a parar con personajes tan variopintos como Iñigo y su polo verde o David Bisbal, historia viva de la televisión contemporánea. Centrándonos en lo que de verdad nos interesa, ¿afecta esa tendencia de telerrealidad a la ficción? Es decir, ¿está naciendo una incipiente corriente de ficción que bebe directamente de la telerrealidad?


Antes de contestar ambas preguntas vamos a ver uno de los últimos ejemplos en España, la creación de un reality como es El barco. Rumbo a lo desconocido (2013- ) a partir de una serie de éxito como es El Barco (2011-2013).



Volviendo a la pregunta anterior, la respuesta es sí, la narrativa de los reality shows ha influido en la actual tendencia televisiva hasta el punto de provocar el nacimiento de ficciones completas donde la telerrealidad es parte del contenido. Uno de los casos más significativo de los últimos años es Dead Set (2008), creada por Charlie Brooker y que le sirvió para ganar un BAFTA. Dead Set (2008) es una miniserie británica de cinco episodios donde la casa de Gran Hermano sufre una invasión zombi. Una serie realizada y guionizada con un estilo impecable, donde la crítica social a la función alienante y fagocitadora de la televisión está incluida además del obligado holocausto zombi. Sin lugar a dudas un visionado imprescindible para los seguidores de los zombis.




Sin embargo, la inclusión del reality show en la ficción no se limita a Dead Set ya que en los últimos años series como The River (2012) (salvando las evidentes distancia entre una y otra producción) han optando por esta fusión. Los personajes de la serie viajan a la selva amazónica para buscar a un famoso científico desaparecido. Una productora de televisión financia la búsqueda con la intención de grabar un reality sobre la búsqueda. Una serie producida por Steve Spielberg junto a Oren Pelli (creador de la saga Paranormal Activity) que a pesar de un irregular desarrollo y unas tramas que abusan de lo auto-conclusivo innova en la mezcla de estilos y formatos.

 


El empleo del found footage, las cámaras de seguridad o la inestable grabación con cámara al hombro son algunos de los recursos estilísticos del realizador ya convertidos en estilemas de la serie. Una ficción que lleva al espectador a una sensación constante de programa dentro de programa y que a través de esa puesta en abismo permite interesantes experimentos narrativos. El resultado final es una ficción donde en ocasiones nos da la sensación de ver un reality show y otras simplemente una ficción convencional. Una fusión que no llegó a convencer ni a los seguidores del formato televisivo ni a los devoradores de series, pero que consigue una divertida y sincera apuesta por el entretenimiento y la mezcla de formatos. No obstante, los dos casos anteriores no son apuestas aisladas pues la influencia del lenguaje de la telerrealidad en las series de ficción se confirma de forma más que evidente con el reciente estreno de la serie producida por la NBC, Siberia (2013- ). Una serie centrada en la supervivencia de 16 concursantes en un reality show que cruza directamente la línea que separaba ficción de realidad. Una ficción completa y autónoma donde las tramas se desarrollan en la dirección marcada por uno de los clásicos de la telerrealidad, Survivor (1997). Sin embargo la serie, tal y como ocurriera con The River no llega a convencer ni a propios ni a extraños. Para los amantes del reality la apuesta carece de interés al tratarse de una historia ficcional, donde la capacidad de feedback del público desaparece. Mientras que para los seriéfilos, no deja de resultar uno más de los habituales reality shows.



A pesar del hecho de que quizás no tengamos una segunda temporada no resta importancia a la interesante apuesta veraniega de NBC. Es otro ejemplo más de la influencia directa del lenguaje del reality show a las series de ficción contemporáneas, que demuestra la influencia directa de la narrativa televisiva a la ficción. No se puede obviar que el transvase entre ambos lenguajes existe, como epílogo una perla más de la innovación, la mezcolanza o directamente el bizarrismo más canalla, Scream Queens (2008- ). Aquí, diez actrices compiten en un reality show por el grito más aterrador, con pruebas tan específicas como suplicar por su vida frente a un asesino con motosierra o saltar desde un tercer piso. La ganadora del concurso obtendrá un papel en una de las sagas de Saw (2004- ) donde será brutalmente vejada y asesinada.



Existen múltiples y variados casos, tal y como los que hemos ido pudiendo ver con el desarrollo de este texto, pero ¿podrán convertirse las ficciones sobre reality shows en un género en sí mismo? En este momento es difícil pensar en algo así, sin embargo será el tiempo quien dirá si la ruptura narrativa y la hibridación realidad-ficción da lugar un subgénero más o simplemente queda en el recuerdo de lo que pudo haber sido.


Sergio Cobo

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario!